Nunca he sido muy decidida, más bien soy de las que "se dejan llevar", envidio a toda esa gente con las ideas claras y su objetivo marcado.
Mi vida, sin embargo, podría ser como una pequeña barca perdida en el mar. ha veces llega a un sitio cálido y tranquilo y se acostumbra a disfrutar de ese momento, pero cuando llega la tempestad, da vueltas y vueltas sin parar hasta volver a ese lugar plácido.
Supongo que todo empezó en el instituto, sé que para muchos es una experiencia para olvidar, pero para mi suponía un entorno tranquilo, en el que mi preocupación era pasar de curso y que no me crecieran más espinillas.
La primera decisión "importante" que tomé fue la de estudiar Publicidad y RR.PP, la verdad es que no lo elegí por vocación, simplemente me gustaban los anuncios. Desde pequeña me quedaba con la boca abierta con todos esos anuncios que mi padre odiaba cada vez que le cortaban la película. Pero para mí suponían un mundo nuevo, juguetes relucientes, señoras bien vestidas y bien peinadas, mundos fantásticos y ropa bien limpia. Sin embargo al ir creciendo quería saber que había detrás de ellos, cuál era su finalidad y quién los hacía.
Tras cinco años, ya sé quien hace los anuncios y para qué, bueno en realidad espero saberlo. Pero ha llegado la tormenta, y mi barca surca las olas a la deriva. y la pregunta que me hago ahora es ¿qué quiero ser de mayor?
Veo a mis compañeros, decididos yendo a por sus objetivos y yo me miro en el espejo y me pregunto, ¿si sólo me gusta hablar, para qué sirvo? Podría ser locutora, pero mi voz de pito no sirve para la radio. O podría ser dobladora de películas infantiles, pero no se me da muy bien leer algo escrito a un micrófono.
¿Y si lo que me gusta no es hablar, es comunicarme? A partir de ahora voy a escribir para desahogarme simplemente. Porque no se a donde me llevarán las olas está vez, ni cuando cesará la tormenta, pero estoy segura de que podré descubrir en el trayecto quién soy y cuales son mis objetivos.
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